El planteamiento sigue siendo el mismo que el que impulsó las 24 horas de Guadix, ideal para los tiempos de crisis que corren.

¿Por qué no hacer una carrera de 24 horas con coches viejos y presupuestos que ronden los 1.000 €, coche incluido?

Las reglas son sencillas. Conseguir un coche que tenga como mínimo 20 años y en los que sólo será obligatorio invertir en una pocas medidas de seguridad. La potencia estará limitada a 150 cv en el caso de los coches pequeños o medianos y hasta 200 cv en los grandes. Deben ser coches atmosféricos y sólo de gasolina. Los equipos tienen que estar formados por un mínimo de tres (3) pilotos y un máximo de seis (6). El objetivo es que los equipos no tengas que invertir más de 1.500–2.000 euros con el coche y la inscripción incluidos.

La organización del evento se está cimentando sobre una base en la que destacan la experiencia de los años anteriores mezclada con la ilusión de correr en un circuito nuevo. Los motivos siguen siendo los mismos, vivir una experiencia desde dentro de la competición, dejando un poco de lado la parte menos agradable de este mundo en el que muchas veces el dinero prima por encima de todo lo demás.

La finalidad del evento no es la de lucrarse, pues todo el trabajo se realiza de manera voluntaria, ya que muchas veces no hay mayor beneficio que vivir de una experiencia como ésta en la que no se busca competir para derrotar a nadie sino para aprender y disfrutar y en donde todo el mundo que puede tiende una mano a quien lo necesita y si necesita ayuda mecánica se encuentre con personas dispuestas a ayudar.